Dos poemas de Rubén Romero Sánchez
Endimión borracho o
el naufragio de Whitman
la
noche huele a ti
hoy
miles de ciudades nos separan
pero
tu recuerdo dulce se acuesta
conmigo
hoy
la noche callada
huele
al blanco jazmín de tu sonrisa
al
rumor de tus labios, a tus manos de tierra
alzo
la copa esperando un milagro,
nazco
en la noche clara de tu recuerdo
no
oyes los latidos de mi débil corazón?
no
llegan como un eco en la distancia?
desgraciado
el que añora
lo
que nunca fue suyo
desgraciado
el que tiene
condenas
por cumplir
*
Aún recuerdo el color de tu mano
mirándose en el Sena,
tus dedos como una bandada de pájaros salvajes
que huyeran de algún incendio.
mirándose en el Sena,
tus dedos como una bandada de pájaros salvajes
que huyeran de algún incendio.
Debería haberte hecho una foto aquella
vez.
Ahora tendría algo más que canciones
de estribillos discordantes.
de estribillos discordantes.
Es de noche en mi ciudad y en París
habrá mil parejas al día que se besen
las manos bailando en el Sena,
sin darse cuenta de que el Sena muere en el mar
y se lleva con él todas las manos
y todos los besos.
habrá mil parejas al día que se besen
las manos bailando en el Sena,
sin darse cuenta de que el Sena muere en el mar
y se lleva con él todas las manos
y todos los besos.
Algún día buscaré en el océano
todo lo que el Sena me ha robado de ti.
todo lo que el Sena me ha robado de ti.
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