Tres poemas de Begoña Abad





INFINITO


Ayer me hablaste del infinito
y no te diste cuenta
de que no cabía en tu boca la palabra
y se escapaba al nombrarlo,
labios llenos de infinito,
y se subía a tus ojo,
como espuma,
y resbala, pecho abajo,
y el suelo se llenó todo
de gotas de infinito,
como copos azules, era
y ascendió en nubes con formas divertidas
y tus manos, queriendo recogerlo,
para meterlo de nuevo en tu boca,
y reías, reías…
«Te quiero infinito, abuela»,
repetías y repetías.





SI ME hubieran leído poemas
desde niña….
nunca habría dejado de ser niña…



COMO TODO el mundo piensa igual,
como nadie ve más allá de lo que ve,
yo puedo pasarme el día haciendo el amor
con tanta gente que se cruza en mi vida,
sin quitarme la ropa,
delante de cualquiera.
 





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