Tres poemas de David Eloy Rodríguez
Una respiración propia
Hemos creado algo juntos.
Un animal salvaje que duerme
con los ojos abiertos.
Una criatura hambrienta y constante
que se alimenta de luz.
Hemos creado algo juntos.
No tiene nombre.
No es nuestro.
Está agitando las horas del mundo.
Sanatorio para encerrar a paseantes
Toda
la materia huye de su precio bajo un cielo que vigila.
En
la ciudad todos los amores son clandestinos.
¿Quién
puede respirar?
¿Quién
sabe apreciarlo?
En
inadvertidos desafíos caminan.
Ciudades secretas
Hay
palabras como una flecha afilada
atravesando
extensiones
sin
encontrar su objetivo.
Son
su blanco las cosas, pero las cosas
se
resisten, se desplazan a su paso
de
un sitio a otro.
Y
así la flecha continúa
traspasando
el mundo sin ser mundo,
persiguiendo
plenitud en el aire que corta,
señalando
vacíos,
apuntando
inmensidades.
Comentarios
Publicar un comentario