Un poema de Gregory Corso
Ehh!!
No
hay ningún dios
parecido
a María, la rubia exitosa
la
mejor estudiante de su clase en Vassar
No
hay ningún dios del tamaño de la boca de
Joan
Crawford
que
en la muerte sonríe en el polvo
como
una línea de blanca
No
hay ningún dios
que
se haya lamentado por el dinosaurio
más
de lo que lo hizo el tipo más sincero
en
el bar más decrépito de Baltimore
No
hay ningún dios
como
el de Mozambiqure Mort
excepto
quizás el de Iwo Jima Jennifer
o
el dios de Al el abisinio
o
el dios de Sid el sumerio
o
no hay ningún dios
el
día después de Milwaukee
Ningún
dios
cincuenta
años después de la leche derramada
ningún
dios
más
grande que
la
arrogante reina de la belleza de América
en
un accidente automovilístico
con
su bmw
Sin
dios
el
reverendo Jerry Falwell
podría
estar despachando hamburguesas con
rodajas
de cebolla
a
los parroquianos de un bar, el White Swallow
quizá
Sin
dios
millones
de inteligencias eternas de los
creyentes
muertos se joden
Con
dios
millones
de creyentes vivos hieden
Por
qué debe existir algún dios
para
aquellos como vos o como yo
cuando
el hombre de las cavernas
nunca
conoció al dios de Billy Graham
y
nunca un cavernícola fue judío
Dame
las pruebas de la existencia de un dios
parado
entre los culos arrugados
de
un Rex Roberts y de un Oral Humbard
Yo
puedo probar que no existe un dios
de
Missouri
Yo
soy de la ciudad de Nueva York
como
si a los testigos de Jehová les importara
Cómo
puede haber un dios
cuando
los burros prefieren la paja al oro
y
las personas que algo más saben, prefieren
el
oro
y
huyendo con él son baleados en las piernas
No
puede haber Dios cuando los pollos comen
huevos
duros y
seguramente
no puede existir un dios
cuando
los Gregorios son llamados Goyos
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